La Fundación Concha, creada en el año 1883, surge de los deseos de su fundador, D. Antonio Mª Concha y Cano, político liberal y hombre de negocios, que nació en la ciudad de Plasencia en el año 1803 y que sintió siempre una especial inquietud por todo lo relacionado con la educación y los modelos avanzados de formación de su época. Consciente de todo ello, instituyó una fundación que se encargara de crear una escuela de párvulos y una biblioteca pública en Navalmoral de la Mata, mediante testamento que otorgó en el año 1882.
Tras muchos años y vicisitudes de todo tipo, la Fundación se adaptó a los nuevos tiempos, y con los fondos bibliográficos de su fundador y con los pertenecientes a otros patronos que continuaron su labor, se creó una biblioteca en el año 1885 destinada a satisfacer las necesidades de la población adulta de la localidad, labor que se sigue desarrollando en la actualidad, con un importante fondo bibliográfico de más de cuatro mil volúmenes. De igual forma, en el año 1999 se creó la Biblioteca infantil con un fondo superior a los mil volúmenes, prestando sus servicios a un numeroso sector de la población infantil.
Además de los objetivos educativos y culturales de la Fundación que marcaron su existencia, en la actualidad se añaden como objetivos la conservación y divulgación del patrimonio histórico de Navalmoral y todo el Campo Arañuelo. Con este fin, el día 5 de julio de 2005 se inauguró el Museo Arqueológico que, ubicado en la tercera planta de su sede principal, muestra al visitante una gran parte de la historia de nuestra comarca, con salas dedicadas a la Prehistoria, y las civilizaciones romanas y árabe.
Completando todo lo anterior, en la planta baja se ubica la sala de exposiciones, lugar muy utilizado como lugar de encuentro, ya sea para exposiciones de todo tipo, presentaciones de libros, cursos, coloquios, conferencias, talleres de aprendizaje, etc, que hacen de nuestra fundación el principal referente de la vida cultural y social de la localidad.
Antonio Concha y Cano, nació en Plasencia en 1803, hijo de Leoncio Concha y Antonia Cano, matrimonio de clase media acomodada, que lo enviaron al seminario de dicha ciudad del que escapo en 1820 para unirse a los componentes de la Milicia Nacional de dicha ciudad.
Aparece en Cáceres en octubre de 1823 encuadrado en la compañía de infantería de dicha Milicia organizada por la Diputación Provincial, que actuó junto a las tropas del Empecinado en la toma y saqueo de la capital cacereña, así como en la posterior batalla de Aliseda en lucha contra los absolutistas.
Con el triunfo y vuelta del absolutismo, es condenado a muerte y huye al vecino Portugal donde reside algunos años, volviendo a emigrar a Inglaterra ante la inminente vuelta al país vecino del infante Miguel de Braganza y Borbón, persona hostil a los liberales, lo que acarreaba un evidente peligro para su vida.
Cuando Fernando VII concede un indulto, regresa a Cáceres en el año 1828 ejerciendo de escribiente en la Audiencia y procurador de los tribunales, con la ayuda y protección de la marquesa de la Isla, persona de carácter liberal y de gran influencia en la sociedad cacereña. Posteriormente, entre 1837 y 1843 fue diputado provincial ejerciendo una gran actividad en dicho organismo, creando en 1844 la “Agencia General de Negocios”, que instala precisamente, en una parte del palacio de la Isla.
Fue igualmente concejal entre los años 1850 y 1852 y elegido diputado a Cortes en el año 1854, culminando su carrera política como alcalde de Cáceres durante un breve período, coincidiendo con la instauración de la Primera República.
Con la llegada de las desamortizaciones, Antonio Concha ejerce de intermediario en las compras de fincas en la provincia de Cáceres para personajes de la política y las finanzas de Madrid, asociándose con alguno de ellos para compra y explotación de varias concesiones mineras en la provincia cacereña. Todo ello le procura una regular fortuna que le permite adquirir fincas en el Campo Arañuelo, instalándose en Navalmoral de la Mata donde residió los últimos años de su vida y donde falleció el 21 de octubre de 1882.
Hombre de fuertes convicciones morales y sociales, se preocupó especialmente por los temas de educación y formación de las personas, especialmente de los niños. Así, poco antes de morir, otorgó testamento ante el notario Urbano González Corisco, en el cual establece y ordena la creación de una fundación que sirva, entre otras cosas, para la creación de una escuela de párvulos y una biblioteca pública, que ayudaran a erradicar el analfabetismo de la sociedad morala.
Ante la creciente demanda de plazas escolares, el patronato de la Fundación Concha decide el 9 de enero de 1916 construir una nueva escuela de párvulos, para lo cual se adquiere un solar a las afueras de la población situado junto al antiguo Rollo jurisdiccional. En 1924 se contrata con la Federación Obrera morala la construcción del edificio, cuyo diseño, trazado y redactado se debe al prestigioso arquitecto Fernando Madrazo, el cual construye un edificio que constaba de cuatro aulas y otras instalaciones que fueron inauguradas en el año 1926.
El Patronato de aquellos años continuó potenciando la actividad de las Escuelas llegando a funcionar en el año 1949 hasta ocho clases de párvulos, seis clases para adultos varones y dos para mujeres.
Después de algunos años cerradas a causa de la guerra civil, las escuelas continúan su labor hasta el año 1975 en que son cedidas al entonces Ministerio de Educación el cual se hace cargo de las mismas, debido a la enorme crisis económica que atravesaba entonces la fundación, al no disponer de recursos, por falta de ingresos como consecuencia de la crisis agraria de aquellos años. Finalmente, y a causa del traslado de los párvulos a diversas escuelas públicas de la localidad, el edificio es devuelto en su totalidad a la Fundación en el año 2003.
Por las aulas de las Escuelas concha pasaron en tantos años, más de quince mil niños de la localidad, además de un millar de adultos de ambos sexos, pudiendo vanagloriarse esta Fundación de haber contribuido eficazmente a la casi total desaparición del analfabetismo en Navalmoral.
Actualmente en las escuelas del Rollo se desarrollan habitualmente actividades tales como exposiciones, cursos, etc, a la vez que se trabaja en nuevos proyectos, adaptados a las necesidades de hoy y acordes con los deseos de su fundador y los objetivos que tiene la Fundación Concha.
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Patronato
LOS PRIMEROS PATRONATOS DE LA FUNDACIÓN
De acuerdo a las últimas voluntades de D. Antonio Concha, la Fundación que lleva su nombre se instituyó al poco tiempo de su fallecimiento, conformándose el primer patronato con los testamentarios designados por el fundador.
Tanto los primeros patronos como los que continuaron al frente de la institución, fueron personas con una muy sólida formación y reconocido prestigio, como fueron algunos catedráticos famosos en su tiempo, así como políticos de renombre nacional e internacional, amén de otros profesionales de la medicina y farmacia, que dieron una merecida fama a los primeros años de nuestra Fundación.
He aquí una breve historia de los primeros patronos y sus componentes:
PRIMER PATRONATO
Se crea a la muerte del fundador, y estaba compuesto por D. Santiago de Angulo, Dª María Florenciano Jaría, D. Urbano González Serrano y D. Francisco González Serrano. Este patronato fue el encargado de construir el magnífico local destinado a Escuela Pública y Biblioteca, dotada la primera con un numeroso y rico material de enseñanza de párvulos por el sistema Froebel. Lo que hizo que una de las mayores autoridades pedagógicas de aquellos años, D. Eugenio Bartolomé de Mingo, afirmó que no había en España escuela alguna que en tal respecto superara a la Escuela Concha.
SEGUNDO PATRONATO
A la muerte de D. Santiago de Angulo en el año 1900, y las de D. Urbano González Serrano y su hermano Francisco, acaecidas en los años 1904 y 1905, se crea el segundo patronato de la Fundación, con la incorporación de D. Vicente González Serrano, hermano de los anteriores, D. Pedro Urbano González de la Calle y D. Lorenzo Gallardo González.
Este nuevo patronato fue el encargado de ampliar y dotar a la biblioteca de la Fundación de un gran número de libros y de mobiliario, así como de construir unas nuevas Escuelas, situadas en las “Eras del Cerro”, idea debida al patrono Vicente González, que no solo fue iniciativa suya, sino que dejó a la Fundación el dinero suficiente para completar el proyecto.
TERCER PATRONATO
Con la desaparición de D. Vicente en el año 1919 y la de Dª María Florenciano en 1916, se incorporan a la fundación D, Francisco Bernís Carrasco, catedrático de la Universidad de Salamanca y D. José Giral Pereira, igualmente catedrático farmacéutico y político, que conformaron el penúltimo Patronato de la Fundación.
CUARTO PATRONATO
Para sustituir a D. José Giral y D. Francisco Bernis, se constituye lo que sería el último Patronato antes de la guerra civil incorporándose al mismo el abogado D. Félix Muñoz Gómez y el famoso arquitecto D. Fernando Madrazo, que diseñó y construyó las Escuelas del Rollo. Finalmente, en el año 1938 fueron destituidos todos los patronos y disuelta la Fundación.
LOS PATRONOS
Santiago de Angulo
Nace en Madrid el 30 de diciembre de 1823, siendo en su juventud integrante de la Milicia Nacional. De ideas progresistas entabla relaciones con Antonio Concha cuando ambos eran diputados en las Cortes Españolas, estableciéndose entre ellos una fuerte amistad.
Fue diputado, senador y alcalde de Madrid en el año 1894, siendo además Ministros de Hacienda desde el 5 de octubre de 1871 al 20 de febrero de 1872.
Don Antonio Concha le nombre patrono de la Fundación cuando otorga testamento el 24 de junio de 1882 junto a María Florenciano Jaría y los hermanos Urbano y Francisco González Serrano, perteneciendo a dicho patronato hasta su muerte acaecida el 25 de enero de 1900.
José Giral Pereira
Político, catedrático y químico farmacéutico, nace en Santiago de Cuba el 22 de octubre de 1879, trasladándose a España para iniciar sus estudios de química y farmacia. En el año 1910 se casa con la morala María Luisa González de la Calle, hija de Francisco González Serrano, lo que le permite conocer y vivir en Navalmoral durante algunos periodos.
De ideas republicanas y amigos de Manuel Azaña, obtuvo acta de diputado a Cortes en el año 1931, siendo posteriormente Ministro de Marina y Presidente del Consejo de Ministros durante la II República, marchando al exilio al finalizar la Guerra Civil. Fue, asimismo, presidente de la Republica en el exilio, falleciendo en México el 23 de diciembre de 1962.
Nombrado patrono de la Fundación en el año 1916 ejerció su cargo hasta el 26 de enero de 1938, en el que fue cesado junto con toso el Patronato por su filiación republicana, mediante decreto publicado en el Boletín de Educación de Cáceres y firmado por D. Enrique Suñer.
Francisco Bernís Carrasco
Nacido en Sevilla, donde terminó el Bachillerato en 1892, estudio posteriormente Derecho en dicha ciudad con premio extraordinario. Posteriormente se traslada a Madrid obteniendo el doctorado en Derecho en la Universidad Central madrileña. Amigo de Francisco Giner de los Ríos y de Urbano González Serrano, se incorporó a la Fundación introduciendo las nuevas técnicas de enseñanza que dieron fama a las escuelas Concha.
Vicente González Serrano
Hermano de D. Urbano, nació en Navalmoral el 19 de abril de 1855, abogado de profesión, sobre el que recayó gran parte de los primeros trabajos de las Escuelas del Rollo, pues a su iniciativa y tesón se debe la edificación de dicho edificio, al que contribuyó igualmente con parte de su fortuna. Fue, asimismo, alcalde de Navalmoral.
Lorenzo Gallardo González
Nace en Navalmoral el 22 de abril de 1880, hijo de Andrés Gallardo de las Heras y de Ruperta González Serrano, hija del notario Urbano Gonzales Corisco, siendo por tanto primo de los hermanos González Serrano.
A través de la amistad de su padre con D. Antonio Concha y parentesco con González Serrano, es nombrado patrono de la Fundación integrando el segundo patronato de la misma, antes citado.
Propietario de varias fincas de la comarca de Navalmoral, fue, asimismo, Teniente Fiscal de la Audiencia Territorial de Madrid y fiscal General de la Republica en el bienio 1932-1934, siendo destituido y perseguido durante la Guerra Civil.